Conócenos
En un mundo donde a menudo se hace caso omiso del sufrimiento de los más vulnerables, dos hermanos decidieron tomar una posición valiente. Hartos de presenciar el abandono y el trato cruel hacia los callejeritos sin hogar, estos hermanos optaron por actuar. ¿Cómo? Saliendo a las calles y demostrando que cuando hay voluntad, todo es posible.
Nosotros somos «Los callejeritos sin hogar», y nuestra misión es concientizar y visibilizar la irresponsabilidad y la insensibilidad ciudadana que a menudo se hacen de oídos sordos y ceguera colectiva hacia las necesidades de los pequeños de la calle. Nuestro objetivo es impulsar el derecho a la vida, la alimentación y un hogar para estos seres indefensos.
Cada día, nos encontramos en los lugares más empobrecidos de nuestro distrito, alimentando y apoyando a estos peluditos desamparados. Hemos comprobado que es posible poner fin al maltrato animal cuando nos organizamos adecuadamente. Además, no nos limitamos a la asistencia alimentaria; también llevamos a cabo iniciativas educativas para adultos y en las escuelas, promoviendo el buen trato a los pequeños de la calle. Creemos firmemente que la educación es la clave para el cambio.
Nuestro compromiso es consolidar la responsabilidad del ser humano hacia estos seres indefensos. Creemos en dar ejemplo a través de nuestras acciones, y ya estamos viendo progresos. No descansaremos hasta que cada mente humana comprenda que los peluditos son ciudadanos de pleno derecho y que todos tenemos la responsabilidad de garantizar su bienestar y promover una convivencia armoniosa en nuestra comunidad.
Los peluditos no son tan diferentes de nosotros. Sienten hambre, miedo, alegría y todas las emociones que experimentamos los seres humanos. Tienen una sensibilidad física y psíquica, por lo que merecen un trato que respete sus necesidades, al igual que respetamos las de los seres humanos.
Nuestra historia comenzó con un kilo de comida en una mochila mientras íbamos al trabajo o a los estudios. Lo que nos marcó fue ver a un pequeño ser muriendo de hambre, amarrado a un palo, y llegamos demasiado tarde para salvarlo. Vimos a peluditos salivando en puestos de comida mientras nadie les prestaba atención o incluso les arrojaba agua caliente o aceite hirviendo. Observamos a los viejitos en la calle sin poder masticar huesos de la basura y a los perritos buscando comida entre desperdicios, a menudo comiendo vidrios y sufriendo muertes lentas y dolorosas
En nuestro país, la vida de estos seres no parece tener ningún valor para muchos. Pero nosotros vemos su sufrimiento, y nuestros corazones no pueden ignorarlo. Cada día, luchamos para cambiar esta realidad. Cada día, llevamos un poco de esperanza a los peluditos sin hogar.
Esta es nuestra historia, y estamos decididos a seguir escribiéndola con cada acción que emprendemos. Juntos, podemos marcar la diferencia en la vida de aquellos que más lo necesitan. Únete a nosotros en esta causa, porque creemos que los peluditos sin hogar merecen una vida digna y amorosa.